sábado, 10 de marzo de 2012

Fuerza, orgullo, despedida final


Atenta pero displicente, Berenice miraba como su medico manipulaba con sus manos un dispositivo intrauterino.
Se sometió a su colocación y decidida a revertir su situación,salio del consultorio y con su pequeña en brazos,se presento ante los coordinadores de una organización de
ayuda a mujeres que sufren violencia domestica.
Hizo su descargo, se registro y salio.
La notificación a Emmanuel de dicha exposición, le dieron a Berenice
cinco años de paz.

Superando dificultades

Durante esos años fue ganado
suficiente terreno, sobre su independencia conviviendo con Emmanuel.
Tenia un buen trabajo desde hacia varios años, en el sector administrativo de la Provincia. Además concretó un proyecto anhelado: tener su propio restaurante en un Club privado y selecto. Se propuso cuidar su familia y luchar por ella, sosteniendo que su pequeña niña, no debía sufrir la separación de sus padres.

El amor de su vida… su Lucero.

Dejo su bolso y escucho el timbre de la puerta. Espero el aviso: Sra. Un anciano la busca, dice que es su padre. Berenice sintió su corazón saltarle de alegría y corrió a abrazarlo, tomo el pequeño bolso que traía y dejándolo a un costado, comenzó a acariciarle su rostro y sin parar de besarlo, noto sus marcadas arrugas, su pequeñez y su tierna y triste mirada.
Berenice abrazándolo fue colocando su menudo cuerpo sobre su regazo y sonriéndole, llamo a su pequeña de dos años. Cuando la niña estuvo
frente a los dos, Berenice le dijo: pequeña mira, el es el abuelo “pibe”. La
pequeña abrió sus inmensos ojos azules por debajo de sus dorados rulos y
tomándole de la mano le dijo: Abuelo…!? Y el dragón feo? Lo mataste?. Berenice,
le hizo un guiño a su emocionado y desconcertado padre. El levanto a la pequeña
y con las dos en su regazo, les contó que el dragón se había muerto de viejo.

Confidencias de dos amores.

Toco suavemente la puerta, anhelante y feliz. Paso despacito y una vez dentro de la habitación, vio a su padre de rodillas al pie de la cama, llorando.
Le acaricio el cabello y secando una lagrima que rodaba le pregunto: que sucede? El incorporándose con dificultad se sentó a su lado y le dijo: Nada hija, solo rezaba. Ella abrió sus ojos y sonriéndole le respondió: rezar? El le devolvió una enorme sonrisa y le contesto: si… rezo. Sabes? Dios me ayudo a dejar de beber hace varios años… y desde entonces mi vida es plena y soy feliz.
Berenice, recordando su espiritualidad le pregunto: papa tu eres protestante verdad? El le asintió con la cabeza y le extendió su Biblia y una pequeña libretita con tapa roja, donde apuntaba, capítulos y versículos, con frases para meditar. Berenice estaba tan sorprendida que no le cabía una sola palabra. Hicieron un profundo y breve
silencio, mientras ella hojeaba con cuidado sus apuntes. Berenice rompió el
silencio, y se animo a preguntar: papa porque volviste a nosotras. El contesto
tranquilo y animado: estoy enfermo, muy enfermo y no quería irme sin antes
volver a verlas. Ella lo abrazo y abrazándolo, volvió a escuchar su corazón
y se quedaron los dos palpitando en un solo latido.

Cinco meses más tarde…

Entro apresurada,llamando a su padre. Lo encontró en su habitación ultimando su bolso. Se detuvo en seco y pregunto con firmeza: adonde vas?? El solo respondió: me voy… vuelvoa casa. Berenice estallo: Porque!!! Escucha te necesito… no te vayas!!! La
pequeña cumplirá años en unos días y recuerda el mió es pasado mañana!!! Por
Dios no te vayas!!! Y lo abrazo repitiéndole una y otra vez… no te vayas!!! El
solo la miraba haciendo silencio. Se sentó al borde de la cama le tomo la mano
y le atrajo hacia si. Le acaricio el rostro, con una ternura que a Berenice le
dolió. Luego dijo firmemente; me voy hoy… después del mediodía. Berenice
estallo de nuevo: diciéndole: Esta bien vete!!! Vuelves a dejarnos solas!!! Y
vas a morirte solo verdad? Lejos de nosotras…Pues te diré lo que te sucederá!!!
Estarás tan solo cuando te mueras!!! Que los perros te arrancaran las
entrañas!!! El intento callarla. Pero Berenice ya no gritaba palabras, solo se
escuchaba su llanto, que intentaba ahogar, tapando su boca y secando su
mejillas y sus ojos. El se acerco para abrazarla, pero ella lo rechazo y pegando un
portazo se encerró en su habitación. Abrazo a su pequeña que dormía la siesta,
y mientras la miraba en silencio, ahogo su llanto y entre susurros le dijo:
Princesa…nos quedamos solas… de nuevo.

La verdad de un eterno final

Se dio vuelta, y le levanto
su mano, el le respondía sus saludos, dibujando en sus rostro, sonrisas
inolvidables. Como fotografiándolo, ella retuvo su imagen en su mente. Parado
solitario con su bolso en la mano, envuelto en la polvadera del camino y
continuo mirándolo, hasta que la distancia lo esfumo de sus ojos, secos de
tanto llorar. Cuando volvió encontró a su hermana, que la estaba esperando.
Berenice abrazándola le pregunto: porque!!! Hermana…porque se fue!!! su
hermana, tomándole de la mano, la llevo a su habitación y le dijo: Escucha… el
se fue porque escucho cuando Emmanuel te pidió que le dijeras que se vaya. Del
mismo modo que lo hizo conmigo, cuando te pidió que me echaras de tu casa.
Berenice quedo en silencio recordando esos momentos. Emmanuel, le fue
arrancando sus amores y ella fue cediendo ante el. Sosteniendo que “su” familia
estaba primero.
Tres días después el timbre del teléfono le sobresalto. Atendió
palpitando el terror y mientras escuchaba en silencio, se doblaba de llanto y
dolor. Le avisaban que su padre había fallecido y debía viajar con urgencia a
su provincia a reconocer su cuerpo. Había que retirarlo de la morgue policial.
Su cuerpo fue encontrado sin vida en el patio de su casa.
Irreconocible, los perros y alimañas lo habían despedazado,
hasta dejarlo casi sin entrañas. De aquel viaje Berenice rescato de entre sus
cosas su Biblia y su libretita con tapa roja. Que en sus últimos meses entre meditaciones y frases su pequeña nieta le grabo con trazos coloridos varios dibujos donde estaban todos de la mano… ella, Berenice, su hermana y su padre.
El… al que en cada navidad, Berenice espera con su hija, para verlo en el Lucero de la madrugada, brindando por un nuevo nacimiento, para un próximo encuentro.

Cristina

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